Historia de la Anestesiología


El anestesiólogo es un médico, nada común y tan importante como cualquier otro especialista; se encarga de velar por la seguridad del paciente mientras este atraviesa una cirugía e incluso durante el pre-operatorio y el pos-operatorio.
Pero, ¿cómo surge la anestesiología?

El término anestesia proviene del griego anaesthesia, palabra compuesta por el prefijo an (sin) y aesthesis (sensación); se utiliza para definir la capacidad de privar total o parcialmente a un individuo de la sensibilidad, entre ella, el dolor.
Ya en la época de la medicina China existían textos clásicos que estaban dirigidos al tratamiento de heridas que anestesiaban con vino, beleño y quizá, con opio y cáñamo de la India.
Es interesante mencionar que Galeno sostenía haberse curado a sí mismo con Lacutarium (Compuesto presente en Lactuca sativa) del insomnio que padecía. Dioscórides también describió la preparación de un extracto de la raíz de mandrágora (Mandragora officinalis) como anestésico durante la cirugía ocular, y fue el primero en elogiar enfáticamente las virtudes sedantes del opio. Señaló que este último calma el dolor, produce sueño, alivia la tos crónica y, en grandes dosis, produce un profundo letargo. 
En  la edad media, el método anestésico consistía en aplicar una esponja empapada en una mezcla de opio, jugo de moras amargas, beleño, euforbio, mandrágora, hiedra y semillas de lechuga, sobre las fosas nasales del paciente hasta que este se durmiera. 

 El siglo XIX es llamado el “Siglo del Progreso”, al resolverse uno de los problemas más tormentosos e importantes de la historia de la humanidad: el tratamiento del dolor quirúrgico, mediante el empleo formal de la anestesia. Así la utilización por primera vez como anestésico en 1844 del óxido nitroso, al que siguió la del éter etílico en 1846 y el cloroformo en 1847, marcaron los inicios de la Anestesiología actual. Su objetivo primordial es la supresión del dolor mediante una pérdida total o parcial de la sensibilidad, acompañada o no de pérdida de consciencia en el transcurso de las intervenciones quirúrgicas.


 La introducción de fármacos cada vez más seguros ha permitido el desarrollo de nuevas técnicas quirúrgicas, la posibilidad de intervención a pacientes de mayor edad y dar una mayor seguridad a la cirugía urgente y al paciente con patología que debe ser sometido a una intervención quirúrgica. La colaboración e implicación del farmacéutico de hospital en esta especialidad se inicia con el desarrollo e introducción en los hospitales de nuevos fármacos que van a suponer un mayor confort para el paciente en el periodo
perioperatorio, y especialmente con el advenimiento y desarrollo de las clínicas del dolor. En la actualidad dicha colaboración se materializa de distintas formas: asesoramiento farmacoterapéutico, en especial en lo referente a pacientes polimedicados, preparación y dispensación de medicamentos dispuestos en cajetines normalizados para cada tipo de intervención, preparación de medicamentos inyectables listos para su uso y perfectamente identificados, colaboración en la elaboración de protocolos para el tratamiento del dolor y su seguimiento, preparación de las mezclas y soluciones requeridas para su utilización en el tratamiento del dolor, ensayos clínicos, atención farmacéutica a pacientes con dolor, etc. En el presente capítulo abordamos los aspectos farmacoterapéuticos básicos que puedan ser de utilidad al farmacéutico de hospital para el desarrollo de su actividad asistencial en esta área.

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